La serpentinización es un proceso metamórfico por el que rocas bajas en sílice, fundamentalmente las peridotitas, se transforman por oxidación en serpentinitas.
Entre otras causas menores, la serpentinización se produce cuando masas de roca ferromagnésicas sometidas a las altas presiones de las profundidades del manto terrestre comienzan a ascender hacia la corteza por impulso de fenómenos tectónicos y chocan con masas de agua que se infiltran en ellas (como consecuencia de la reducción de densidad derivado del cambio de presión) dando lugar a un importantísimo aumento de volumen (de entre el 30 y 40 %) y a procesos de hidrólisis en los que cambia la estructura original de la roca.
El proceso genera grandes cantidades de Hidrogeno (H2) y es altamente exotérmico, causando aumentos de temperatura que pueden superar los 250º C.
La gran cantidad de Hidrógeno que se produce en el proceso de serpentinización ha dado lugar a que sea estudiado como una forma de generación de energía altamente efectiva y compatible con la conservación del medio ambiente, pues no sólo no origina emisiones carbónicas, sino que además da lugar a la reducción de los carbonatos y sulfatos circundantes, consumiendo CO2, por lo que está siendo también utilizada para deshacerse del principal productor de efecto invernadero, mediante su almacenamiento en las profundidades de la tierra.
La energía generada en el proceso de serpentinación de un metro cúbico de roca alcanza aproximadamente los 660.000.000 de Julios, suficiente para mantener encendida una bombilla doméstica de 100 watios cerca de 80 días.
Por otro lado, la producción de hidrógeno en ausencia de aire atmosférico (condiciones anaerobias) genera Metano (CH4) y Ácido Sulfídrico (H2S) que a su vez dan lugar a la formación de fuentes hidrotermales en las que se desarrollan organismos quimiotrófos, por lo que las más modernas teorías sobre la evolución asocian este proceso con el surgimiento de la vida en la tierra.
El nombre Serpentinización proviene del tipo de texturas que adquieren las peridotitas tras sufrir este tipo de procesos, pues teniendo originalmente un aspecto uniforme, pasan a ser recorridas por vetas de muy diferentes texturas y colores que se deben a la ocupación y trasformación de diferentes compuestos en el interior de los conductos por los que se infiltró el agua, adquiriendo un aspecto que en ocasiones se asemeja al de la piel de una serpiente.